domingo, 19 de mayo de 2013

Charla 2. D. Rafael Martínez. Director del colegio Carmelitas (Elda)

"Soy el mejor". ¿Cuántas veces hemos intentado clavar en nuestra sesera esta frase con fines motivadores en situaciones complicadas? Sin embargo, ¿cuántas veces lo hemos logrado, y cuántas no?.

Con estas tres palabras tan cortas pero, al mismo tiempo, tan poderosas, D. Rafael Martínez, Director del colegio Carmelitas de Elda, logró comenzar y finalizar con éxito una conferencia de gran interés para nosotros como futuros docentes o, quién sabe, si directores de nuestro propio centro educativo.

Durante su ponencia dejó plena constancia de que, para ser el mejor, se necesita una formación sólida que autentifique nuestra valía como docentes. Nadie nace enseñado, todos nacemos para aprender y para que los demás aprendan de nosotros. Nuestro entorno es una de las principales fuentes de aprendizaje.

Una de las preguntas más relevantes que respondió es: "¿Qué es la innovación educativa?". El protagonista de esta charla afirmó que la innovación docente, en muchas ocasiones, suele emplearse como sinónimo de innovación educativa, pero que el toque que realza este tipo de innovación es el desarrollo de paradigmas fundamentados en el aprendizaje centrado en el propio alumno. Entre todos los ámbitos que se vinculan con la innovación educativa, los podemos clasificar en dos: "lo viejo" (basados en la docencia y centrados en el profesor) y "lo nuevo" (basados en el aprendizaje y centrados en el alumno)".

Toda innovación a nivel educativo se lleva a cabo en un centro educativo. Este último puede concebirse como el lugar donde se derrochan litros y litros de educación brindada a niños y niñas que, con el tiempo, evolucionan a jóvenes y adultos, cuyo desarrollo se ha realizado como consecuencia de esta educación. La educación es el pilar social más fuerte en el que el ser humano se apoya. Todos hemos sido educados, pero pocos son los que realmente quieren educar. ¡Cuántos conceptos sobre "educación" circundan a nuestro alrededor!. Si entrásemos en debate en este contexto, faltarían horas para determinar una definición estándar de la educación en sí.

Concretamente, D. Rafael Martínez concibe un centro educativo como un servicio al cliente, en el que el marketing también está presente.

¿Y el marketing, qué papel juega en la escuela? Muy relevante. Puede ser una vía de la que servirnos y de la que podemos obtener ayuda. Sin embargo, los "clientes" cada vez están más informados y son más conscientes del entorno que les envuelve como consecuencia de la situación social. Además, definió el marketing como "la actividad de las organizaciones y conjunto de procesos para crear, comunicar, entregar e intercambiar ofertas que tienen valor para los consumidores, clientes, socios y la sociedad en su conjunto". Por tanto, las escuelas son un constante vinilo del marketing.

Por último, haciendo referencia al hito de que, en algunas comunidades autónomas, las administraciones están apostando por medir los resultados de aprendizaje para dotar a las escuelas en función de los mismos, he de manifestar mi completa oposición a dicha apuesta. Los resultados de aprendizaje no deben ser un condicionante para que unas escuelas sean más o menos dotadas, sería lo mismo que decir que tú tendrás más si haces más. Por tanto, incluso desprende un aroma de competencia y discriminación por parte de las administraciones hacia las escuelas. ¿A caso no son conscientes del daño que esto puede producir a nivel educativo en tantos niños y niñas que habitan en las aulas? Por favor, ni que esto fuera una carrera hípica en la que el mejor jinete se lleva la gloria. La educación es PARA TODOS Y POR IGUAL.  En las aulas ya no habrán maestros y maestras, habrán educadoras en activo autoritario dispuestos a obtener resultados y no un aprendizaje pleno dinámico. La exigencia será aún mayor, y en muchos estudiantes crecerá el fruto de la desmotivación y desinterés. 




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