¿Qué sería de la educación sin figuras como D. Juan Manuel Cortés, profesor del C.P. San Pedro Apóstol (Granja de Rocamora, Alicante)? Personas como él, entregadas y constantemente en activo y ligados al concepto 'innovación'.
Gracias a su visita que, por cierto, fue realmente interesante para todos los que estuvimos allí presentes, pudimos ser un poco más conscientes de las maravillas que se pueden lograr para mejorar la calidad educativa de los niños y niñas en las aulas. Este maestro, desde luego, por vocación, ha llevado a cabo una autoformación en flash y ha inventado auténticas maravillas que hacen que a sus niños y niñas se les caiga la baba durante sus clases.
¿Cómo cayó en la cuenta de que podía hacer algo más que lo ya establecido? A través de sus errores. De hecho, reivindicó esta idea a través de esta frase literal "mis errores son la causa de mis aprendizajes". y ¡Vaya fuente de sabiduría, olé!.
Él realzó la idea del aprendizaje cooperativo, un aprendizaje en el que todos pongan su granito de arena para crear una gran montaña por la que escalar y, de este modo, llegar a lo más alto. Eso sí, el esfuerzo va el primero de la fila, todo este aprendizaje y colaboración requieren un esfuerzo más allá del que, incluso nosotros, creemos.
Además, por supuesto, puso en pleno manifiesto positivamente el uso de las TIC en el aula. ¿Por qué? Bien, nosotros somos la sociedad del cambio. Cada día salen en los telediarios nuevas tecnologías que nos facilitan nuestras actividades más cotidianas, como la tablet y la pizarra digital, entre otras. El proceso integrativo de las TIC en el aula ha sido sucesivo y paulatino, y cada día el corazón de la tecnología late más fuerte entre nosotros.
El mejor aprendizaje es aquel que se adquiere de la mano del interés. ¿Qué mejor forma de enseñar que utilizando los recursos que los niños y niñas del hoy emplean en su día a día, en los que la interacción sea el punto más fuerte de esta metodología? El dinamismo y la práctica son los trofeos más valiosos a la hora, tanto de impartir como concebir, aprendizajes.
Sin embargo, ¿qué es lo que realmente da vida a todos estos esfuerzos e innovaciones educativas? La vocación. Sí, esa palabra que, a veces, con tanta facilidad se usa, pero tan poco está latente en quienes la pronuncian. Cómo describir la vocación... Bueno, no se puede, eso va por dentro, es un sentimiento, una constante motivación que te impulsa a realizar aquello por lo que realmente te apasiona, ¿no?. Cada niño es una oportunidad de cambio, un diamante que puede brillar tanto hasta alcanzar lo que siempre soñó, y todo aquel que sea maestro/a debe sentirse orgulloso/a de su labor: colaborar en la creación y en el cambio de la sociedad del hoy, por la del mañana.
¡VIVAN LOS MAESTROS Y MAESTRAS!
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